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Estación de Ferrocarriles de Málaga. (Proyecto Patrimonio Herido. Dir: Nuria Rodríguez Ortega. iArtHis_LAB Research Group). Disponible en https://patrimonioherido.iarthislab.eu/bienes-patrimoniales/registros/provincia-de-malaga/estacion-de-ferrocarriles-de-malaga/ [26 de abril de 2024 11:06]
Antonio Jesús Santana Guzmán. Universidad de Málaga.
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Santana Guzmán, A. (26 de abril de 2024). Estación de Ferrocarriles de Málaga. Patrimonio Herido. https://patrimonioherido.iarthislab.eu/bienes-patrimoniales/registros/provincia-de-malaga/estacion-de-ferrocarriles-de-malaga/
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Santana Guzmán, Antonio Jesús. "Estación de Ferrocarriles de Málaga". Patrimonio Herido, iArtHis_LAB Research Group, 26 de abril de 2024, https://patrimonioherido.iarthislab.eu/bienes-patrimoniales/registros/provincia-de-malaga/estacion-de-ferrocarriles-de-malaga/
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Santana Guzmán, A. (2024) 'Estación de Ferrocarriles de Málaga', Patrimonio Herido, 26 de abril de 2024. Disponible en: https://patrimonioherido.iarthislab.eu/bienes-patrimoniales/registros/provincia-de-malaga/estacion-de-ferrocarriles-de-malaga/ (Acceso: 27 de mayo de 2021)
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Antonio Jesús Santana Guzmán, “Estación de Ferrocarriles de Málaga”. Patrimonio Herido. 27 de mayo de 2021. https://patrimonioherido.iarthislab.eu/bienes-patrimoniales/registros/provincia-de-malaga/estacion-de-ferrocarriles-de-malaga/
En la segunda mitad del s. XIX, Málaga se convirtió en toda una referencia europea como ciudad próspera, a partir de su desarrollo industrial, político y cultural. En ese contexto, sobresalen tres familias: los Heredia, los Larios y los Loring.
Para estas clases dirigentes, la llegada del ferrocarril a Málaga se convirtió en un objetivo primordial como nuevo medio de transporte capaz de allanar las comunicaciones con el resto de la Península. Entre las primeras estaciones, Málaga se va a convertir en un referente de modernidad por la construcción de una terminal de gran envergadura con parte de estructura metálica que serviría de referencia para la construcción de otras como la de Cádiz.
En ese momento se buscaba abrir nuevas vías de comunicación para la expansión del Comercio hacia el interior de la Península, a partir de los productos agrícolas cordobeses y extranjeros, que entraban por el puerto de Málaga. Paralelamente, fue esencial exportar carbón del Valle de los Pedroches para abastecer los altos hornos locales, ya que llegaba desde Inglaterra, y existía una clara competencia con los Altos Hornos de Vizcaya, cuyo carbón era suministrado por la cuenca asturiana
Está inscrita en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Catalogación General
Los pabellones se recogen en el Catálogo de edificaciones protegidas del Plan General de Ordenación Urbana de Málaga, con grado de protección Arquitectónica-I.
Históricamente, nos encontramos ante la primera estructura de hierro que se construyó en la ciudad, concretamente la estructura correspondiente a la marquesina central.
Es además exponente de la estética de mediados del siglo XIX, representada mediante el gusto ecléctico, tal y como se observa en sus dos pabellones.
Es una construcción que se presenta como elemento moderno y símbolo de la revolución Industrial, a través de la presencia de los nuevos materiales aplicados a la arquitectura, como es el caso del hierro, o de los nuevos avances, como el tren y la velocidad, resultado de los avances de la industria y el comercio. Sectores en los que destacó Málaga a nivel nacional en el siglo XIX.
Urbanísticamente, la estación se construyó en el límite del barrio de El Perchel de la ciudad, influyendo en el diseño de la zona, surgiendo tras su inauguración espacios tan destacados como la Explanada de la Estación. También influyó en el desarrollo urbano del sector que, desde aquél, crecía hacia el oeste, en torno a los caminos que comunicaban con las localidades orientales.
El ferrocarril se inauguró en 1862, durante la visita de la reina Isabel II a Málaga, para cuyo momento se levantó una estructura efímera.
El proyecto de edificio definitivo se concluyó el 12 de mayo de 1863 y fue redactado por el ingeniero Antonio Arriete, contando con una superficie de más de 118.000 m2.
Se construyeron dos pabellones paralelos para viajeros; uno destinado a entrada y otro a salida. Entre ellos un espacio de 31 metros de anchura se destinó a vías y andenes. Quedó cubierto con una estructura metálica con 80 metros de largo, delimitada a sur y norte por volúmenes destinados a funciones de la propia estación; por el este quedaba completamente cerrada con un murete, una reja y un frente dividido en dos partes, la inferior acogía un gran arco central rebajado, flanqueado por dos menores sobre los que se disponían dinteles; la superior era un cuerpo liso de estructura metálica y vidrio rematado en forma triangular. Superaba en altura a los dos pabellones y se cubría a dos aguas mediante chapas onduladas con cristales en la zona central, con objeto de proporcionar una mejor iluminación a las vías.
Su diseño evitaba la utilización de muros portantes y proporciona simplicidad y transparencia; se adaptaba a su función, la del tráfico de viajeros y mercancías; por lo cual, el espacio tenía que ser diáfano, alto y ventilado, facilitando la evacuación de humos.
Por vez primera en Málaga, el hierro se utiliza a gran escala, componiéndose la estructura con vigas, pares, tirantes y columnas, centrándose en la funcionalidad, sin ornamento alguno.
El sistema de estructura utilizado fue el de Polonceau -como en la Estación de Atocha– método que cuenta con una cercha dispuesta en forma de V invertida y que Polonceau ya había utilizado en la línea francesa París-Versalles.
A lo largo del siglo XX, la estación sufrió algunas modificaciones, donde se perdieron algunos elementos originales. Las más llamativas fueron la alteración de la fachada principal, consistente en la transformación total de sus pabellones laterales; una actuación agresiva entre la que se incluyeron cambios en sus vanos y la eliminación de los relojes. También se realizaron transformaciones en el frontal de la marquesina, que afectaron a su cuerpo superior, donde los perfiles metálicos se dispusieron sobresaliendo del plano liso anterior e, incluso, se incluyeron vidrios coloreados, así como un nuevo reloj central.
Para dejar paso a un nuevo edificio, gran parte del antiguo fue demolido, salvándose tan sólo los pabellones laterales, donde además se pueden ver huellas de las construcciones adyacentes. En octubre de 2003, se procedió a la retirada de la marquesina y parte de la misma fue trasladada a un almacén municipal, el de El Duende, donde se ubicaron sus elementos a la intemperie, pésima situación que aún hoy continúa. Entre los mismos se pueden citar la estructura metálica y otras piezas como el reloj, aunque no hay constancia del destino de la cubierta ni del cierre vítreo.
La llegada de los trenes se retrasó hacia el oeste, y el espacio que anteriormente ocupaban bajo la marquesina original se ocupó bajo el actual vestíbulo de la nueva Estación de Málaga María Zambrano a la que se anexionó un gran centro comercial; el resto se cubrió con un saledizo plano que llega hasta el límite de los pabellones y que se dispuso como acceso principal al nuevo conjunto que fue inaugurado en 2006.
Entre 2011 y 2012 se llevó a cabo la restauración de los pabellones laterales, decidiéndose la recuperación de su estética decimonónica. Sólo uno de ellos tiene uso, el sur, como oficina de Correos.
Estación
La actuación que más urge es la de trasladar a un lugar cubierto, todas las piezas de la estructura del edificio que se conserven, para preservarlas de la intemperie y los daños que ésta les ocasiona. Es importante considerar que este nuevo espacio se pueda utilizar como lugar de trabajo, por lo tanto, sería interesante plantear su disposición en un espacio almacén con el espacio suficiente para desarrollar las actividades necesarias para su restauración y conservación.
Resultará esencial realizar un inventario de cada uno de los componentes que han llegado hasta la actualidad. Éstos serían clasificados y numerados para facilitar su reubicación en el lugar exacto que deberán ocupar en su emplazamiento original, que es donde deberán volver a instalarse, facilitándose así el posterior montaje de la estructura.
Se deberá comprobar que el material de la marquesina no ha sufrido ninguna deformación debido a los cambios de temperatura a los que se ha visto expuesta tras su acoplen en el exterior del almacén municipal, poniéndose especial interés en corroborar la situación de las zonas de unión de diferentes elementos metálicos, así como el deterioro por desgaste, corrosión y roturas. Una vez concluida esta fase, será necesaria una limpieza exhaustiva de los elementos supervivientes, ya sean de hierro, vidrio u otros materiales, para detener el deterioro al que han sido expuestos desde su desmantelamiento en 2003.
Resulta también necesario dotar con un uso al pabellón norte que flanqueaba la marquesina, para evitar su deterioro.
La finalidad de la intervención es reubicar la estructura de la marquesina en su emplazamiento original entre los dos pabellones, recuperándose tanto el frontal como la cubierta.
Para ello será necesario hacer uso del inventario planteado en los Primeros auxilios, realizar un estudio del espacio existente entre la línea de fachada de la antigua marquesina y de la fachada actual de la Estación María Zambrano y estudiar la reubicación de las piezas originales. Entre el edificio nuevo y los pabellones se dispuso una nueva cubierta acristalada plana, pero con una longitud menor que la anterior, ya que parte del espacio que ocupaba quedo fagocitado por el actual vestíbulo de la estación-centro comercial.
Y, por lo tanto, sería necesario adaptarse a la situación actual y plantear si resultaría necesario reproducir algunas piezas, pues tras inspeccionar los restos conservados en almacén municipal, se ha comprobado que, al menos allí, no custodia ninguna de las piezas que formaban la cubierta original de la marquesina. Sea como fuere la actual cubierta plana se sustituiría por una cubierta a dos aguas con idéntica inclinación a la original.
En los estudios realizados sobre la pieza, se entiende, que se localizará el color original de la estructura metálica, que será el que se le aplique de nuevo. En dicha indagación también se deberá considerar la parte de la estructura perteneciente a la segunda mitad del siglo XX que, por formar parte de su historia, deberá mantenerse; si bien habrá que consensuar la convivencia con los pabellones laterales que, alterados en el mismo periodo, han recuperado la estética que tenían tras su inauguración.
La propuesta propone recuperar la imagen del primitivo terminal ferroviario, ahondando en la idea de la necesidad de la conservación del patrimonio, siendo factible esta integración entre lo antiguo y lo antiguo y lo nuevo, tal y como ha ocurrido en otras estaciones, tanto en España como en otros países, pretendiéndose además poner en valor los bienes industriales, tan importantes en la historia de nuestra ciudad.
Para poner en valor el elemento recuperado, se plantea una iluminación adecuada de manera que resalte los valores estructurales de la marquesina y de las instalaciones, intentando documentarse sobre si existió una en origen e intentando recuperarla, pero con tecnología actual.
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